Helicópteros, carteles millonarios y la hipocresía del voto humilde

En Entre Ríos, la campaña electoral se calienta y deja expuesta una de las contradicciones más dolorosas de nuestra democracia: los que dicen representar al pueblo, a los humildes, a los que levantan la bandera de Perón y Evita con el pecho inflado, son los mismos que hoy se pasean en helicópteros y camionetas polarizadas.

El caso de Guillermo Mitchel, candidato a diputado nacional por Fuerza Entre Ríos – Lista 501, sintetiza esa postal de hipocresía. Mitchel, de extracción peronista, no duda en hablar del pueblo trabajador en cada discurso, pero al mismo tiempo despliega una campaña de millones en cartelería rutera, publicidad en redes sociales y compra de espacios en medios. Como si el músculo económico fuera más fuerte que cualquier idea de justicia social.

La hipótesis de certeza es brutal: muchos de estos dirigentes, que ingresaron a la política desde hogares humildes y familias de trabajadores honestos, terminaron convertidos en personajes acaudalados, rodeados de lujos y con descendencia que respira aires de riqueza. No son pocos los sindicalistas que también se sumaron a esa lógica, transformando la representación obrera en una plataforma de ascenso económico personal.

El episodio en Puerto Yeruá fue revelador: un helicóptero verde oscuro descendiendo en el polideportivo local para dejar a Mitchel, recibido con honores por el intendente Daniel Benítez. Una postal obscena frente a una provincia donde la mayoría de los entrerrianos ajusta hasta el último peso para sobrevivir.

¿Es este el peronismo que se arroga el derecho de hablar en nombre de los más humildes? ¿Es esta la dirigencia que dice representar a los que no tienen voz? Lo cierto es que detrás de las fotos con mujeres militantes y los discursos de justicia social, asoma el verdadero rostro de la política entrerriana: dirigentes que se enriquecieron bajo la sombra del Estado, que usan el voto popular como un trampolín para perpetuar privilegios.

La impotencia se multiplica cuando, además, algunos de estos personajes ensayan una retórica destituyente, como si no hubieran sido ellos —y sus gestiones— los responsables de décadas de corrupción, despilfarro y clientelismo.

Mientras tanto, en los barrios de Concordia, Paraná o Gualeguaychú, los vecinos de a pie siguen reclamando lo mismo de siempre: trabajo, justicia y un futuro digno. Un futuro que, a juzgar por las campañas en helicóptero, parece cada vez más lejano.

La sociedad entrerriana tiene la última palabra en las urnas. Y esa palabra será la que defina si seguimos tolerando la hipocresía de quienes con una mano agitan la foto de Perón y Evita, y con la otra cuentan fajos de billetes para financiar sus campañas.

Redaccion : Análisis Litoral, con información de : Diario del SUR Digital