El regimen de Nicolas Maduro compra armas a Turquía y comienza a ocultar mas iranies

En un contexto global marcado por la escalada bélica entre Israel e Irán, Venezuela se consolida como plataforma de rearme estratégico y como satélite operacional de Teherán y sus aliados. Así lo refleja un informe actualizado de inteligencia al que tuvo acceso Infobae, y que alerta sobre el fortalecimiento de la cooperación militar del régimen de Nicolás Maduro con Irán, Rusia y China, incluyendo fabricación de drones, tráfico de armamento y una peligrosa zona gris donde confluyen intereses del terrorismo internacional.

Modelo de misil que se observó en la Exposición Aeronáutica 2021 en Maracay

El régimen ha construido una fachada funcional empleando la aerolínea Conviasa para el transporte de drones y sus componentes: estaciones móviles de control, misiles, cámaras y estructuras de UAVs. Estos materiales están destinados a proyectos que no solo buscan la defensa del régimen, sino también reforzar la influencia geopolítica de sus aliados en América Latina. El informe advierte que esta militarización progresiva podría ser parte de una estrategia disuasiva ante un eventual desembarco de fuerzas norteamericanas en la región.

Opacidad, radicalización y alianzas peligrosas

El informe —iniciado hace varios años y actualizado progresivamente— destaca la opacidad que caracteriza los proyectos militares del régimen chavista, así como su creciente radicalismo en las alianzas con Irán, Rusia y China, actuando al margen del estado de derecho y con estructuras paralelas ajenas a toda institucionalidad democrática.

Uno de los focos más alarmantes está en la Base Aérea El Libertador (Palo Negro, estado Aragua), donde operan el Grupo Aéreo de Inteligencia, Vigilancia y Reconocimiento Electrónico Generalísimo Francisco de Miranda y la empresa EANSA, que ensamblan y mantienen drones de origen iraní. El régimen ha fabricado prototipos locales —como el Antonio José de Sucre-100 (ANSU-100)— a partir del Mohajer-2, modelo que Irán utiliza activamente para operaciones militares y ataques de precisión.

Militares venezolanos aprendiendo sobre los drones de iraní y ruso

Según se documenta, Venezuela ya había adquirido 19 unidades del modelo Arpía (versión local del Mohajer-2) en 2012, pero para 2019 solo quedaba uno operativo. Desde 2018 los sistemas quedaron inoperativos por problemas de baterías, y la planta de ensamblaje de CAVIM se paralizó por falta de recursos. No obstante, el proyecto fue reactivado con apoyo directo de Irán a través de EANSA, empresa estatal creada en 2020.

Rearme y drones para el control interno… y algo más

La línea oficial argumenta que los drones tienen fines administrativos y de vigilancia, pero el informe de inteligencia detalla que al menos parte de estos dispositivos han sido artillados, incluyendo misiles antiaéreos guiados con precisión y ojivas capaces de destruir objetivos fijos y móviles. La intención, según especialistas, es consolidar una capacidad bélica que compense el deterioro de la fuerza aérea venezolana.

La cooperación con Irán también incluye el transporte de estos UAV a través del puente aéreo Irán–Venezuela, utilizando vuelos de Conviasa. Además, se han detectado presuntos envíos de prototipos de drones desde la fábrica Fajr Aerospace Industries en Irán —vinculada al Ministerio de Defensa iraní y a la Guardia Revolucionaria Islámica— hacia Caracas.

A esto se suma un reciente contrato por USD 28 millones —firmado a pesar de las sanciones internacionales— para la compra de tecnología Mohajer-2. La Aviación Militar venezolana ya opera formalmente con estos UAV, y se los asignó al Escuadrón UAV 83-I, con base en Maracay.

Hezbollah, pasaportes y la amenaza hemisférica

El informe también señala la entrega de pasaportes y documentación venezolana a agentes de Hezbollah, lo que incrementa el riesgo de operaciones encubiertas en todo el continente. El senador estadounidense Marco Rubio ha denunciado que Venezuela podría albergar fábricas de drones iraníes destinadas a abastecer redes terroristas, lo que encendería una alarma directa en Washington y Tel Aviv.

Colombia, Brasil y Panamá ya han elevado su nivel de vigilancia, mientras Estados Unidos ha intensificado la presencia del Comando Sur. La posibilidad de una operación quirúrgica no está descartada, especialmente si se detectan envíos de drones kamikazes como los Shahed-136, utilizados por Irán y Rusia en escenarios de guerra real.


Conclusión: Venezuela como enclave militar del eje antioccidental

La consolidación de la alianza Venezuela–Irán no es meramente simbólica. La combinación de drones iraníes, armamento turco, entrenamiento militar y protección a células de Hezbollah configura una amenaza directa a la seguridad regional.

La militarización acelerada del régimen chavista no solo busca perpetuar a Maduro en el poder, sino que sitúa a Venezuela como la principal plataforma del eje antioccidental en América Latina. En un momento donde Medio Oriente se inflama nuevamente, América también empieza a arder… desde dentro.

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