Podrás tener todo el conocimiento que brindan los estudios, pero cuando faltan las vivencias, las experiencias reales, haber recorrido y conocido destinos turísticos —desde los más pequeños y humildes hasta los más exclusivos y reconocidos—, gestionar se vuelve una tarea cuesta arriba. Los libros pueden estar todavía sobre la mesa, pero la realidad de la calle y del turismo se escribe con otro tipo de tinta.
Sobre el EMCONTUR (Ente Mixto Concordiense de Turismo) ya nos hemos expresado en ocasiones anteriores, advirtiendo que el intendente de Concordia, Francisco Azcué, parece acumular desaciertos en diversas áreas. En muchos casos, los funcionarios designados no están a la altura de las circunstancias, siendo más un guiño a la amistad o a referencias políticas que un reconocimiento a la capacidad técnica y la experiencia comprobada.
Este miércoles, el presidente municipal aceptó la renuncia —por “motivos personales”— presentada por el licenciado Laureano Schvartzman, quien desde el 10 de agosto dejó de ser el titular de la Subsecretaría de Turismo. La sucesión, por ahora, es un enigma: desde el municipio aclararon que “la persona que asumirá la conducción de la Subsecretaría aún no ha sido definida”.
No obstante, aseguraron que quien llegue al cargo tendrá la responsabilidad de “sostener y profundizar las políticas y proyectos en marcha para impulsar el desarrollo turístico y continuar posicionando a Concordia como un destino de referencia”.
Pero la novedad más significativa es que Schvartzman no se alejará del todo: seguirá vinculado a la gestión municipal como presidente ejecutivo del EMCONTUR. Y aquí surge otro dato no menor: el Concejo Deliberante tratará este jueves un proyecto de modificación de la ordenanza que regula el ente, para que sea el intendente quien designe directamente a su presidente ejecutivo. El comunicado oficial subraya que todos los integrantes del Directorio cumplen sus funciones ad honorem, aunque el verdadero debate parece girar en torno al control político y a la independencia del organismo.
En definitiva, Concordia enfrenta un momento clave en su política turística. Entre las designaciones que priorizan afinidades personales y la falta de un rumbo claro, el desafío será encontrar un equilibrio entre conocimiento académico, gestión pública eficiente y, sobre todo, la experiencia real en el terreno que hoy parece escasear.