Este, 26 de septiembre, asistimos con satisfacción a la inauguración del Aeropuerto Comodoro Pierrestegui de Concordia. Una obra largamente esperada, que marca un antes y un después en la infraestructura regional y que, sin dudas, representa un logro de gestión. Sin embargo, es necesario hacer algunas aclaraciones y recuperar la visión original que dio vida a este proyecto.
La idea fundacional: un aeropuerto de cargas internacional
El aeropuerto no fue concebido únicamente como una pista para vuelos comerciales o turísticos. La idea madre —la que motivó las primeras gestiones ante el Banco Interamericano de Desarrollo (BID)— fue que Concordia se convirtiera en la puerta de salida de la producción regional: Entre Ríos, Corrientes e incluso parte del Uruguay.
El objetivo era claro: abrir nuevos mercados internacionales para la oferta exportable de la región, reducir costos logísticos, aprovechar nuestra ubicación en el corazón del Mercosur y construir un nodo competitivo de comercio exterior.
Los técnicos del BID avalaron ese enfoque en sus estudios preliminares. Pero la realidad que hoy inauguramos quedó a mitad de camino: la pista terminó 600 metros más corta de lo requerido para aviones de gran porte, y la infraestructura de cargas (depósitos, cámaras frías, zona aduanera) sigue sin materializarse.
Lo que dicen las autoridades
El intendente Francisco Azcué, por su parte, destacó la articulación con Nación y Provincia, y vinculó esta inauguración con otros avances como la reactivación de la planta potabilizadora y el acceso sur. “Estos resultados muestran que este camino que nos encomendó el gobernador Frigerio es el correcto”, expresó.
El gobernador Rogelio Frigerio lo resumió en su cuenta de Facebook con un mensaje emotivo y contundente:
“Dejamos inaugurada la obra del nuevo aeropuerto de Concordia ‘Comodoro Pierrestegui’, que pudimos concretar gracias a un financiamiento del BID. Como ministro de Interior y Obras Públicas de la Nación participé en la gestión de este crédito allá por 2017; hoy me emociona poder ver este proyecto concretado desde el lugar de gobernador. (…) Ahora, Concordia podrá posicionarse como un nodo de conectividad regional, con un mejor acceso de turistas nacionales e internacionales, y ser el lugar desde donde saldrán nuestras exportaciones”.
La otra cara: pobreza estructural y oportunidad perdida
Pero la realidad nos obliga a una mirada crítica. Concordia ostenta un 49,2% de pobreza, según el último informe del INDEC. Una cifra dolorosa que desnuda las consecuencias de dos décadas de políticas que sembraron dependencia y pobreza con fines electorales.
En ese contexto, un aeropuerto internacional de cargas no es un lujo, sino una herramienta estratégica para revertir la matriz productiva, atraer inversiones y generar empleo genuino. Lo que se inauguró hoy es positivo, pero insuficiente frente a la magnitud del desafío.
Mirar ejemplos concretos: Ezeiza, Rosario y Tucumán
Para comprender mejor la importancia de completar el proyecto original, vale mirar lo que ocurre en otros aeropuertos del país:
- Ezeiza: Es el principal centro de operaciones aéreas del país, con depósitos fiscales, cámaras de frío y conexiones internacionales. Pero también es caro y centralista. Los exportadores del interior deben asumir costos logísticos elevados para trasladar su carga hasta Buenos Aires, además de enfrentar demoras y tasas que encarecen el producto. Esta concentración penaliza a las economías regionales.
- Rosario: En los últimos años rompió ese monopolio. El Aeropuerto Internacional Rosario fue habilitado para exportaciones directas bajo el régimen Exporta Simple, lo que permite a las empresas locales despachar su carga sin pasar por Ezeiza. El resultado fue inmediato: reducción de costos logísticos en torno al 30–50% y menor tiempo de traslado. Rosario ya concretó su primer envío aéreo de carne enfriada a Panamá y logró reactivar la operatoria de carga aérea con líneas internacionales. Este modelo descentralizado demuestra que es posible ampliar la competitividad de una región si la infraestructura acompaña.
- Tucumán: Su aeropuerto (Teniente Benjamín Matienzo) se consolidó como terminal de cargas con cámaras de frío, puerto seco y zona aduanera. Gracias a eso, la provincia exporta directamente limones frescos y frutas al mundo. En 2020 se concretó el primer envío de 24 toneladas de limones a China; también se exporta a Canadá y Hong Kong. Tucumán es la prueba viva de que un aeropuerto regional con infraestructura adecuada puede insertarse en cadenas globales de valor.
Estos ejemplos son aleccionadores: cuando se planifica y se concreta la infraestructura necesaria, las regiones logran independizarse de Ezeiza, abaratar sus costos y llegar directamente a los mercados internacionales.

Lo que falta para Concordia
Por eso insistimos: no basta con celebrar lo inaugurado. Concordia necesita completar la visión original con pasos concretos:
- Ampliación de la pista hasta la extensión prevista inicialmente, que permita operaciones de aviones de carga de gran porte.
- Construcción de depósitos, cámaras frías y zona aduanera, indispensables para manipular exportaciones de alimentos, productos frescos y bienes industriales.
- Integración a regímenes nacionales como Exporta Simple para que productores locales puedan despachar directamente desde Concordia.
- Articulación con ferrocarril, rutas y el puerto sobre el río Uruguay, para consolidar un verdadero sistema multimodal de transporte.
- Plan quinquenal de desarrollo logístico, con la participación de provincia, municipios, cámaras empresariales, universidades y asesoría técnica externa.
- Objetivos claros de exportación escalonada: comenzar con cargas perecederas y de alto valor agregado, y ampliar progresivamente los rubros.
Un llamado a planificar en serio
El actual gobernador habla de que “Concordia y la región empiezan a despegar”. Tiene razón en lo simbólico, pero ese despegue solo será real si se anima a completar la obra y recuperar el sentido fundacional del proyecto.
Planificar no es repetir slogans: es fijar metas alcanzables, con plazos, inversiones y compromisos concretos. Rosario y Tucumán lo demuestran. Concordia no puede quedarse a medio camino cuando sufre niveles de pobreza alarmantes y cuenta con la ventaja estratégica de estar en el corazón del Mercosur.
Conclusión
El aeropuerto Comodoro Pierrestegui es un paso adelante, pero no alcanza. Lo inaugurado hoy debe ser entendido como un punto de partida y no de llegada.
Si Concordia logra ampliar su aeropuerto y transformarlo en un verdadero nodo de cargas, no solo habrá honrado la visión original: habrá dado un salto decisivo para dejar atrás el estigma de la pobreza y convertirse en un polo de desarrollo regional.
Nunca es tarde para retomar la senda correcta. Pero hace falta voluntad política, memoria histórica y la convicción de que planificar en serio es la única manera de competir en el mundo.
Por Alejandro Monzón para https://www.analisislitoral.com.ar/
Links de referencias
https://diarioelsol.com.ar/contenido/51794/editorial-un-aeropuerto-de-cargas-que-no-sera-de-cargas
https://www.elonce.com/politica/avanza-el-proyecto-del-aeropuerto-binacional-de-concordia.htm
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