La obra de la pista del Aeropuerto de Rosario se demora por una interna del gobierno de Javier Milei

La nueva cúpula del ORSNA frenó la licitación hace casi tres meses y se resiste a firmar la adjudicación. En la Bota temen que la Casa Rosada se baje del todo.

La última obra pública del gobierno de Javier Milei que quedó en pie en Santa Fe está a punto de caer. Se trata de la repavimentación de la pista del Aeropuerto de Rosario, cuya licitación quedó frenada hace tres meses por una interna en el Organismo Regulador del Sistema Nacional de Aeropuertos (ORSNA), encargado del proceso.

Una licitación accidentada

La apertura de los sobres con las cinco ofertas para realizar la obra en la terminal aérea más importante de la Bota fue a principios de mayo, y fue el último acto relevante en el proceso licitatorio. Luego de eso, una de las constructoras participantes impugnó a dos de sus competidoras, las que habían presentado las ofertas más bajas, por no cumplir con las exigencias técnicas y legales y haberse presentado “en forma temeraria y a precio vil con el único fin de presionar por su contratación”.

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Esa impugnación no tuvo aún una resolución, ni tampoco se avanzó en la adjudicación de la obra. Lo que desde el ORSNA indicaban que llevaría pocos días, ya insumió casi tres meses. Lo que habría complicado el proceso, informaron fuentes del Gobierno, es el reciente cambio de la cúpula del organismo: hace un mes renunció Hernán de Arzuaga Pinto, un abogado que venía ejerciendo su presidencia y dimitió luego de que se conozca la intención de Federico Sturzenegger de fusionarlocon la Administración Nacional de Aviación Civil.

Por qué se frenó la obra del Aeropuerto de Rosario

Tras esa renuncia, al frente del organismo asumió Facundo Leal, un abogado mendocino con raíces en el massismo y una extensa carrera en ARSAT, empujado por Luis Pierrini, su coterráneo secretario de Transporte. Leal es secundado por Noelia Ruiz, una exdiputada bonaerense del PRO oriunda de Mercedes que también viene de un paso por ARSAT y es vinculada a Santiago Caputo. Es la nueva cúpula la que frenó la licitación, según describió una garganta, porque no quieren rubricar con su firma un proceso que ya viene complicado por la guerra de constructoras.

En Santa Fe la impaciencia crece: aunque es el ORSNA el que conduce la licitación, el financiamiento se reparte en partes iguales entre ambas administraciones. La obra es cada vez más necesaria y en el gobierno provincial temen que tras una reunión que se hará este jueves les notifiquen la decisión del organismo nacional de correrse. Sería un problema, no por el financiamiento -en la Bota dicen que no tienen problemas de hacerse cargo de toda la obra-, sino por la pérdida de tiempo: si eso sucede, no quedaría otra que patear los trabajos para 2026.

La última obra de Javier Milei en Santa Fe

El gobierno de Maximiliano Pullaro se había encontrado al asumir con un deterioro galopante en la pista de la terminal aérea más importante de la provincia, que se venía desgranando hace ya tiempo y requería de una intervención profunda, valuada en más de US$30 millones. Era una obra de necesidad acuciante hace ya tiempo: la gestión de Omar Perotti había firmado un convenio con el ORSNA para encarar los trabajos.

Ese viejo acuerdo repartía las cargas de una renovación profunda en la terminal aérea. El organismo nacional se encargaría de la pista y Santa Fe haría lo propio con otras renovaciones, como la de la torre, un nuevo balizamiento y un nuevo sistema de iluminación para aterrizajes con baja visibilidad. Tras el cambio de gobierno, las nuevas autoridades del Aeropuerto se encontraron con que el gobierno provincial había cumplido su parte, pero el ORSNA no.

Apurados por activar la obra, el Ministerio de Desarrollo Productivo abrió un canal de diálogo con el ORSNA para saber si había interés en continuar con el acuerdo o se daba por caído, víctima de la motosierra. No iba a ser un problema para la Casa Gris: lanzados a un ambicioso plan de infraestructura, estaban listos para hacerse cargo por sí solos de la obra. Sin embargo, la respuesta sorprendió, ya que el Gobierno les informó que estaba dispuesto a ponerse al frente de la licitación y financiar la mitad.

Hay algo de profecía en lo sucedido. Quizás por saber con qué bueyes araban, en el gobierno de Pullaro nunca levantaron la voz con respecto a la obra. Según reconocían off the record, les parecía extraño que un gobierno que hace de la motosierra su bandera esté dispuesto a desembolsar fondos para una obra tan específica y temían que suceda lo que, ahora, todo indica que sucederá: que el Estado nacional de un paso atrás y se vuelva, como en el juego de la oca, al primer casillero.