En la última sesión de la Cámara de Diputados de Entre Ríos, un intercambio entre el exintendente de Concordia y actual legislador peronista, Enrique Cresto, y el diputado libertario Roque Fleitas, dejó al desnudo las miserias de la política provincial y nacional: corrupción, cinismo y la utilización de la pobreza como telón de fondo de proyectos personales.
Cresto, con tono irónico, se refirió a Fleitas:
“La próxima sesión le voy a hacer un homenaje en vida, porque inmolarse de la forma que se inmola cada vez por esta manga de cínicos, delincuentes que nos gobiernan a nivel nacional tiene un mérito. ¡Cuidado con las cajas, Eita! ¡Cuidado con las cajas!”
En respuesta, Fleitas no dudó en apuntar contra su colega, recordándole su paso como intendente de Concordia, la ciudad más pobre de la Argentina, donde la política peronista ha gobernado durante décadas sin revertir la miseria estructural:
“No me voy a inmolar, ¿sabe por qué, diputado Cresto? Porque yo no voy a defender a una persona que la justicia ha condenado y que después sale a un balcón. La gestión que usted ha hecho en Concordia… la verdad, lo que he escuchado es que sigue siendo la ciudad más pobre del país. Yo no vine a favorecerme de la política. Tengo mis convicciones y no voy a salir a apoyar a ningún funcionario cuando la justicia demuestre lo contrario.”
Corrupción y silencios cómplices
El cruce revela algo más que una discusión entre dos diputados: expone lo peor de la política de las últimas décadas en Entre Ríos y en el país. Miles de casos de corrupción —con condenados, prófugos y otros aún sin juzgar— atraviesan a la dirigencia provincial.
En Concordia, el peronismo ha sido protagonista de enriquecimientos patrimoniales difíciles de justificar, con funcionarios que pasaron de simples militantes a ostentar fortunas, para vergüenza de una ciudadanía que convive con índices récord de pobreza, desocupación y precariedad.
Paradójicamente, Cresto —quien gobernó la ciudad y hoy ocupa una banca en Diputados— busca correrse de esas sombras con discursos sobre “división de poderes” y respeto a la justicia. Pero el presente lo contradice: la corrupción ya no es un fantasma sino un hecho probado en su propio espacio político.
Entre Ríos, reflejo de la Argentina
El enfrentamiento entre Cresto y Fleitas condensa la paradoja de la política argentina:
- Un peronismo local cargado de prontuarios judiciales, promesas incumplidas y pobreza estructural.
- Un nuevo espacio libertario que denuncia con vehemencia, pero que todavía debe demostrar capacidad de gestión y de ofrecer una salida real.
El resultado es un espejo de la descomposición política que atraviesa a la provincia y al país. Entre discursos y acusaciones cruzadas, la ciudadanía sigue esperando algo más que peleas: espera respuestas concretas para salir de la pobreza y la corrupción que carcome cada pueblo, hasta el más recóndito de la Argentina.
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