CONCORDIA : Réquiem para un amigo

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Hoy me enteré a través de las redes que partiste. Una catarata de imágenes y recuerdos vivos me invadieron. Porque vos negro, Juan Ramón Rosales, fuiste una de esas personas que no pasan desapercibidas por la vida. Son de esas personas que dejan señales de esperanza, de enseñanzas, de ese transcurrir por este mundo.

Te conocí dándome coscorrones por haberte pegado un pelotazo en el Parque Ferré. Te apropiaste del balón, pero luego me lo devolviste, previo reto. El tiempo pasó y nos volvió a encontrar en la Municipalidad de Concordia. Corrían los años 80 y era labor del militante peronista de esa época, la de estar informado sobre el accionar político. Por eso concurría asiduamente a la Dirección de Prensa, en donde compartías un lugar con otros colegas. En ese lugar y mediante largas tertulias, me apropié de conocimientos sobre la historia de Concordia. De personajes. De héroes y también de villanos. Conocí también tu ironía en el humor y tu excelente pluma. Virtud que pocos la tienen, al momento de describir datos de la realidad.

La gran mayoría seguramente te recordarán como ese periodista que pasó por varios medios, radiales y escritos, como el Diario Concordia, El Tiempo, El Sol, Radio del SUR, etc. Pero también a todo ese bagaje de conocimientos le sumaste el de la psicología social. Y como todo operador psicosocial, tenías esa vista aguda para ver esos detalles de la conducta, cuando los sujetos interactúan entre sí. Un plus a la hora de interpretar, comprender y escribir sobre la realidad.

También te seguiré recordando, como ese ser, como esa persona bondadosa, no únicamente con el conocimiento. También con la solidaridad. Como esa vez de vacas flacas a comienzos del menemato, me llevaste varias veces de prepo al supermercado para comprarme un surtido y así poder sostener mi familia. Esas cosas uno no se las olvida y vale la pena en este momento hacerlas conocer.

En fin “Negro”, hoy te fuiste a ese lugar en donde algunos llaman cielo. Para mí, las acciones de una persona en vida, me enseñan que algunos venimos por algo. No sé si será una misión o no. Lo que sí estoy convencido, es que en este viaje astral que emprendiste, no se te escaparán astros ni estrellas. Las contemplarás hasta la eternidad como viajero del tiempo.

Prof. Rubén Bonelli

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