Mientras las aguas del río Uruguay vuelven a poner en alerta a Concordia, la historia parece repetirse. Ante un escenario similar al del año pasado, el Comité Operativo de Emergencias (COE) fue activado nuevamente, encabezado por el intendente Francisco Azcué, con la finalidad de coordinar acciones preventivas frente a una eventual evacuación de familias afectadas.
Pero lo que hoy preocupa no es solo el avance del agua, sino el recuerdo de una gestión poco clara y de resultados dudosos. En agosto de 2024, el Concejo Deliberante aprobó una compra directa por 300 millones de pesos destinada a la construcción de viviendas para damnificados por inundaciones. El destino: el barrio Agua Patito. El resultado: apenas nueve casas construidas.

Aún más grave fue lo que ocurrió después. Aunque las plateas estaban terminadas, los desagües instalados y los techos colocados, las viviendas fueron vandalizadas antes siquiera de ser habitadas. Un verdadero monumento al descontrol, al despilfarro de recursos públicos y a la falta de planificación.

Hoy, frente a una nueva emergencia hídrica, las autoridades vuelven a hablar de protocolos, traslados, asistencia y albergues. Pero entre la ciudadanía resuena una duda inevitable: ¿cuántas casas piensan construir esta vez? ¿Una? ¿Dos? ¿Tres? ¿O será otra excusa para aprobar compras directas que terminan en obras fantasmas?

La desconfianza está fundada. Porque cuando los fondos se evaporan y las soluciones no llegan, los únicos que siguen soportando las consecuencias son los más vulnerables. Las promesas se ahogan, las casas no se levantan y la política de emergencia se vuelve crónica.
El intendente informó que el nivel del río alcanzaba esta mañana los 11,15 metros y que el monitoreo es constante, en coordinación con los partes diarios emitidos por Salto Grande. Se establecieron puntos de evacuación, protocolos de asistencia alimentaria y sanitaria, y un número único para requerir ayuda: el 103.
Pero lo que no se establece, ni se transparenta, es qué se hizo con esos 300 millones de pesos, por qué sólo se construyeron nueve viviendas, y cómo se evitará que la historia se repita. Concordia necesita más que comités y discursos: necesita respuestas concretas y gestión eficaz.
FUENTE: Analisis Litoral
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