Prescripción de ejercicio físico: la receta olvidada

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En Argentina 6 de cada 10 individuos no realizan la actividad física recomendada. Esta cifra sufrió un incremento en los últimos años, y el nivel de sedentarismo es realmente alarmante. Las mujeres son más sedentarias que los hombres.  Recomendaciones sobre hidratación y tipo de vestimenta para ejercitarse.

Enero 2024: Las Encuestas Nacionales de Factores de Riesgo realizadas en los últimos años muestran que, una de cada dos mujeres y uno de cada tres hombres están dañando su organismo por falta de actividad física. De hecho, la actividad física insuficiente aumentó de 54,7% a 64,9% en los adultos.

Por este motivo, desde la Federación Argentina de Cardiología (FAC) se desarrolla una campaña mediante la cual se pretende llamar a la reflexión de las personas y los profesionales de la salud para que comprendan la importancia que reviste la realización de actividad física.

La situación

De acuerdo con la Encuesta Nacional de Actividad Física y Deporte (2021) de las más de 5.000 personas encuestadas, 1.348 manifestaron no haber realizado nunca deporte ni actividad física de manera regular por fuera de las clases de educación física escolar. Es decir que un/a argentino/a de cada cuatro reconoció que la última vez que realizó actividad física fue cuando iba a la escuela.

La OMS ha definido el sedentarismo como “la ausencia de un nivel de actividad física necesaria para que el organismo humano se mantenga en un estado saludable, ubicándolo como uno de los factores de riesgo principales para el desarrollo de Enfermedades Crónicas No Transmisibles (ECNT), aumentando la morbimortalidad y la discapacidad poblacional” (OMS, 2002). Este hecho incrementa el riesgo de mortalidad entre un 20% y un 30% dependiendo del estilo de vida, sexo y edad (OMS, 2020).

En paralelo un estudio realizado en el 2021 en las principales universidades de EE.UU. se evidencio que solo se enseñan 11 horas de educación en toda la carrera médica acerca del ejercicio físico. Y si bien más del 89% de los médicos reconocen los beneficios del ejercicio, solo un 30% se creen capaces de poder prescribir un plan de ejercicio a sus pacientes.

Algunos de los factores que influyen en la prescripción insuficiente son:              

  • falta de capacitación de los médicos
  • consultas cada vez más resumidas dándole gran valor a la indicación de fármacos no así de ejercicio
  • falta de conciencia de médicos y pacientes sobre la efectividad del ejercicio físico
  • los médicos que no realizan ejercicio físico probablemente prescriban menos que quienes sí lo realizan.

Sin embargo, está comprobado que realizar una prescripción adecuada de ejercicio físico genera mayor adherencia en las personas, dándoles más confianza y seguridad al momento del inicio de un programa con mayor sostenimiento en el tiempo. Por tal motivo la federación Argentina de Cardiología (FAC) desarrolla esta campaña mediante la cual se invita a la reflexión tanto de la población general como de los profesionales de la salud para motivar al inicio de una vida más activa.

Revertir la situación

“Prescribir ejercicio físico es un proceso por el que se recomienda un programa de actividad física de manera sistemática e individualizada según necesidades y preferencias con el fin de obtener el mayor beneficio con el menor riesgo y así poder incrementar la actividad física en la población”, señala la Dra. Paola Courtade (MP 7465), cardióloga y miembro de la FAC.

La prescripción de ejercicio es un acto médico que debe formar parte del tratamiento, tal como se realiza una receta de medicamentos, debiendo ser individualizada y consensuada según la preferencia de cada individuo. Se debe tener en cuenta las condiciones basales de los pacientes, así como las contraindicaciones del programa en el mismo. Debe contener el tipo de ejercicio indicado, su intensidad, su duración, frecuencia y la progresión del programa. Courtade añade que “se debe considerar una evaluación inicial del paciente, determinar las perspectivas de este, valoración médica y la dosis adecuada adaptada a él”.

Un programa adecuado de ejercicios debería, según las recomendaciones actuales de la Organización Mundial de la Salud, incluir 150 a 300 minutos por semana de actividad física aeróbica de intensidad moderada, o 150 a 75 minutos de actividad física aeróbica de intensidad vigorosa. También se debe contemplar, como parte del programa, los beneficios adicionales vasculares y metabólicos que da incorporar dos días a la semana de actividad de fortalecimiento muscular.

Hidratación y ropa adecuada

Además de planificar una buena rutina de ejercicio, es importante tener en cuenta que, debido a la alta sensación térmica ambiental y que el cuerpo al ponerse en movimiento también eleva su temperatura, beber líquidos y elegir la vestimenta adecuada son esenciales.

En cuanto a la ropa, debe ser de colores claros, telas absorbentes y de fácil evaporación de la humedad captada, cualidad que presentan las tecnologías aplicadas a la industria textil relacionada con el deporte. Esto contribuye con la piel a cumplir su función de enfriamiento tan importante al momento de realizar actividad física en condiciones de alta temperatura y humedad.

Por otra parte, la hidratación también es importante. Durante la realización del ejercicio se debe ingerir pequeñas medidas de agua o bebidas deportivas (confeccionadas a base de agua, minerales y saborizantes) para colaborar con el organismo a mantenerse hidratado y regular su temperatura, hecho fundamental para el normal funcionamiento en la actividad física. También es esencial para el corazón y los riñones, sin dejar de lado el vital aporte de algunos minerales que favorecen la recuperación de las pérdidas que se sufren por el calor.

Desarrollar estas actividades no requieren de gastos extras o complejos equipamientos, todos las pueden realizar en su hogar o en parques públicos. “Es nuestro objetivo desde la Federación Argentina de Cardiología dejar este mensaje fundamental, que el ejercicio físico disminuye la mortalidad y la incidencia de enfermedades y ofrece beneficios comparables a las intervenciones farmacológicas”, señala la Dra. Courtade.

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