La escena lo dice todo: un exdiputado nacional, sin agenda ni propuestas, recurriendo a las redes sociales para exhibir un corte por una hora de luz, como si fuese un escándalo institucional. Marcelo Casaretto, viejo conocido del kirchnerismo entrerriano, intentó este lunes transformar un inconveniente administrativo en un acto de denuncia política. ¿La razón? La interrupción del suministro eléctrico en la Casa de Entre Ríos en la Ciudad de Buenos Aires, provocada por la empresa EDESUR.
Sin esperar información oficial, sin verificar causas, sin medir consecuencias, Casaretto lanzó su proclama: “¡Vergüenza! EDESUR cortó HOY la energía a la Casa de Entre Ríos en Buenos Aires. A FRIGERIO se le apagaron las luces… y Entre Ríos sufre la falta de gestión de su Gobierno”. ¿Esto es lo que tienen para ofrecer? ¿Un posteo rencoroso, una frase irónica y ningún proyecto real?
Este tipo de declamaciones no son más que síntomas de una desesperación evidente: se acercan las elecciones legislativas, y el peronismo entrerriano –a la deriva, sin liderazgo ni autocrítica– busca cualquier motivo para atacar a la gestión de Rogelio Frigerio. Aunque ese motivo sea una factura impaga, posiblemente heredada o simplemente demorada.
La falta de propuestas concretas lleva a ciertos sectores del PJ a enfocarse en las anécdotas y no en los hechos. En vez de debatir políticas públicas, prefieren hacer escarnio en redes sociales, pensando que un tuit ingenioso vale más que años de desidia y abandono.
En contraste, la gestión actual de Entre Ríos está enfocada en ordenar la provincia, pagar deudas millonarias heredadas, garantizar servicios esenciales y mejorar la transparencia institucional. ¿Molesta eso? Claro que sí, especialmente a quienes vivieron cómodos en la impunidad discursiva de otros tiempos.
Lo que realmente da vergüenza no es el corte de luz, sino el uso oportunista de un hecho menor para ensuciar a un gobierno que, guste o no, tiene el respaldo de las urnas y la voluntad firme de transformar la provincia.
El pueblo entrerriano ya no cae en esas operaciones. No necesita voceros del pasado señalando errores, sino dirigentes comprometidos con el futuro.