💥 Editorial: Los que “frenaban a Milei” se quedaron sin frenos ni argumentos

Durante meses repitieron el mismo eslogan vacío: “Frenar a Milei”. No había plan, ni rumbo, ni idea. Solo el miedo como herramienta política. Lo curioso es que, una vez terminada la campaña del susto, desaparecieron todos. Se escondieron detrás de comunicados tibios, de redes administradas por agencias y de conferencias donde no se permiten preguntas.

Porque claro, debatir implica defender algo. Y para defender algo, primero hay que tener convicciones. Pero cuando la única propuesta es “frenar”, la política se transforma en una maquinaria del inmovilismo, sostenida por los mismos que vaciaron al Estado y se enriquecieron en nombre de la justicia social.

Hoy los argentinos sabemos quiénes son. Los que hablaban de “Estado presente” mientras se repartían contratos truchos y armaban negocios con nuestros impuestos. Los que se dicen progresistas, pero viven del sistema más conservador de todos: el de la prebenda eterna.

Por eso, frente a los que no pueden mirar a los ojos ni dar la cara, surge una alternativa que incomoda, que rompe el relato y pone en jaque los privilegios: la boleta violeta.

Si querés ver a los chorros presos, si querés que dejen de sangrarte con impuestos imposibles y que el empleo vuelva a surgir desde el trabajo real, no desde el clientelismo político, entonces este 26 de octubre, marcá CASILLERO 1.

Porque llegó el momento de dejar de frenar el cambio.
Y empezar, de una vez por todas, a acelerarlo.

Análisis Litoral